miércoles, 2 de abril de 2008

Odio a la tecnologia


No hay nada peor que un celular, bicho problematico si los hay. Sirve para crear mas angustias y malentendidos de los que uno se podria imaginar. Pero por lo general somos quienes los usamos los que los volvemos odiosos, porque les otorgamos vida, actitudes y acciones propias. No es el cretino, dueño del dispositivo, que no escribe, es el aparatito el que no nos trae noticias.
Y uno lo mira, espectante, lo mueve, lo abre, lo cierra, lo prende, lo apaga. Lo cambia de lugar, para que agarre mas antena. Y nada... Ni luces, ni sonidos... Lo máximo que varia es la bateria que tiene la extraña tendencia a agotarse en el momento menos oportuno. Y hasta eso es un buen alimento a las esperanzas, porque cuando uno lo prenda de nuevo, seguro va a sonar de manera desenfrenada de tantos mensajes que llegaron. Y sin embargo, nada... uno lo prende al cabo de un largo rato, y todo sigue igual. Y lo vuelve a pasear por toda la sala, por el patio, por el balcon... y ni señas de que este vivo. Y manda un mensaje pidiendo el saldo, con tal de que llegue un mensaje, solo para chequear que el sistema esta en buenas condiciones y que no se esta desintegrando por dentro. Y todo funciona, esta comprobado que tiene linea, que tiene bateria, que tiene antena, los parlantes suenan, la pantalla se ilumina, y aun asi, nada llega.
Y entonces, cuando una se encuentra ya al borde del abismo, al borde de la crisis y al borde del llanto, el satánico aparato se digan de sonar. Y una que estuvo espectante todo el puto dia en la dulce espera y que ya tenia a mano el paquete de pañuelos descartables, cree que el cielo se abrio y de el descendio un haz de luz que nos da exactamente en la nuca. Y nuestros ojos vuelven a brillar, y la vida vuelve a tener sentido. Y nos abalanzamos sobre el aparato demoniaco justo en el minuto anterior a revolearlo por la ventana. Y lo tomamos entre nuestras manos como si fuera de oro en polvo, como si fuera una paloma mensajera maltrecha. Y lo destapamos, casi con la sensacion de que la vida transcurre en cámara lenta. Y lo vemos. Si, efectivamente aparece en la pantalla el bendito mensaje tan ansiado: " 1 mensaje nuevo". Y la emoción llega a la cumbre. Con los dedos temblorosos presionamos el boton de "leer", ese mismo que ya sentiamos lleno de telarañas de tan poco usar. Y en la pantalla se dibuja el mensaje de "abriendo". La espera desespera, pero mas aún en este momento en que sentimos tan cercano el instante tan esperado, tan ansiado. Y finalemente lo logramos, vemos en la pantalla el mensaje, ese, el mismo que esperamos todo este extenso tiempo... y lo leemos... pero hay algo que no cierra... el contenido... es algo desubicado... como me va a estar hablando de la promo de la empresa... y cuando llegamos al final, al remitente, todo cobra sentido: el mensaje no es mas que una promoción de la empresa, que no tiene piedad de nuestros sufrimientos y despedaza sin compasión nuestras ilusiones, dejando por tierra nuestro corazón roto... el celular es una mierda!!!!!

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