lunes, 28 de noviembre de 2011

Be happy



Hay días que se debaten entre la pena y la gloria, sin saber cual de las dos tiñe el momento. Esos días de repente se vuelven cotidianos y reiterados, y llegan a hacernos pensar si realmente estamos bien o mal. Por eso, para cuando la duda entre reir o llorar ataca, no viene mal aprender a ser felices. No es fácil, o tal véz es más simple de lo que pensabamos...

martes, 23 de agosto de 2011

Que crezca pronto...


La peluqueria, pese a lo que muchos crean, NUNCA ES UNA BUENA IDEA. Llevaba casi 2 años evadiendo esa traumática experiencia, hasta que el arbusto del patio tenia más forma que mi cabeza. Asi que sucumbí... pedi una referencia a una amiga (como para ir aunque sea con fe) y allí fui. Desde que entré, de las dos peluqueras vi que una no tenia algo asi como "muchas luces", y quién me pudo tocar en suerte para depositar en ella mis cabellos?...En fin, algunos términos que jamás comprenderan los profesionales del cabello, y no impediran que sacien la furia de sus tijeras y el hambre de la humanidad alimentandolos con nuestros pelos podados:

- un poquito es diferente a nada: decir "un poquito" equivale a que el corte sea practicamente imperceptible. Gastar el monto económino y sobre todo temporal que ese hecho insume, amerita minimamente que alguien note que pasamos por la cirujía capilar.

- dos dedos es menos que media cabeza: darle el ok para que avance sobre nuestro largo, es practicamente un suicidio.

-manteneme el largo no implica que solo dejes dos mechones largos y con el resto hacer un casco: el concepto de largo mantenido, es algo mas que el offside de la nuca, entiendase que un pelo cruce la linea...

-nunca, bajo ningun punto de vista, contemplar la posibilidad de pronunciar las palabras "desmechado", "rebajado", "CAPAS": una invitación a poner en marcha una podadora es menos peligrosa que estos términos en el haber de los peluqueros, son casi una provocación a la poda, una incitación al exterminio de la forma y la armonía.

-la duda entre frenar la matanza de cabellos o dejarlos que terminen una vez que pusieron en marcha su tala indiscriminada es la peor duda existencial de la historia: ser calvo o deforme, esa es la cuestion podría ser la versión de Hamblet en la peluqueria...

De todo esto, lo que rescato de esta cruza de Messi y el burrito Ortega con extensiones que es mi cabeza, son las tres mechas que se figuran a modo de flequillo, las cuales, extrañamente han quedado en el preciso y addecuado lugar.

Nos espera por delante una buena temporada de pañuelos, colitas y planchita que sabrán remediar los desmedros capilares de los que he sido victima.

Lo que esta experiencia me deja es que siempre es bueno asistir con una amiga, como para mitigar la angustia del retorno (Vir te quiero!) y que más tarde o más temprano el pelo crece (si hay algo de lo que no me puedo quejar es de la velocidad con la que los pelos, cual enredaderas, me crecen), Será cuestión de esperar...

(Post original: Mi tumblr)

lunes, 6 de junio de 2011

Espera... maldita espera...

Que las esperas son un garron, no es ninguna novedad. Que nos pasamos media vida esperando, tampoco. Uno no suele caer en cuenta de que va saltando de espera en espera a lo largo de los años. Las hay triviales (que llegue el verano, que crezca el pelo, que llegue el fin de semana, etc) y las hay algo un poco más trascendentes (la fecha para rendir el último exámen, el contrato para el laburo que queremos, la independencia, etc). En el medio se ubican las que son lisa y llanamente una huevada, pero que creemos que son la clave del universo (la lista seria interminable, y seguramente tendría un pico en los años de la adolescencia, cuando un llamado o un mensaje podían mutar el día).
En fin, el punto es que vez tras vez vamos topándonos con situaciones que nos tienen en vilo, pendientes de una llamada o un mail, y creo que cada vez más revisten una crueldad propia de su esencia de "espera"... por ser espera ya trae en el combo ansiedad, y la mezcla (que nunca es buena) es una bomba de malestares estomacales, insomnio, depresión y otras yerbas. Ninguna es simple, y la sola referencia a "alguna novedad?" sobre el tema, nos retuerce el espíritu al comprobar que no tenemos ninguna, aunque esto sea "lo normal" en esas circunstancias (por ejemplo cuando solo pasaron pocos días de donde comenzo la espera). Nota: la espera comienza inmediatamente a continuación del anuncio de aquello que podemos esperar. No hay lapsos prudenciales. Al dar enter al "enviar" del correo, ya esperamos la respuesta. Al cruzar la puerta de salida de la entrevista esperamos la llamada para que volvamos, no importa que quede una semana de candidatos más. Y acá solo hablamos de esperas inciertas. Ni hablar si conocemos la fecha, como por ejemplo del exámen final, o el día del viaje, o la mudanza. La asiedad es inversamente proporcional a la distancia del día en cuestión, se incrementa cuando el lapso se disminuye.
De cualquier manera, las esperas mas insidiosas son aquellas atadas a un supuesto, a algo que suponemos que será así, aún sin confirmación absoluta, pero en las que las condiciones están dadas en un porcentaje bastante alto. Estas son las que más ponen en jaque a nuestro intelecto, haciendonos revisar una y otra vez cada señal (real y metafísica, en el mayor de los sentidos, interpretando inclusive desapariciones de links y puntos y comas de mails) llevándonos a la psicosis mas descontrolada si se lo permitimos.
En medio de todo eso, uno espera... espera... y espera... Los días parecen meses. La ansiedad se multiplica y con los días hace perder noción de la realidad. Qué es de verdad y qué es producto de nuestras hipótesis, es el gran punto de la intriga.
Y como leí en alguna parte, alguna vez, la mejor manera de esperar (y no desesperar) es hacer algo en el tiempo que nos sobra... y aquí estoy entonces.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Miedo

Una vez mas el miedo. Una vez mas las "historias que asustan" a mi alrededor. Hace un tiempo, solo las veía en la tele, en los diarios... "Quizás son mentiras -pensaba-, las cuentan para generar sensación de miedo"... De golpe, empecé a leer más, o se empezaron a multiplicar. Cada vez estaban mas cerca. Pero seguían lejos; eran muchas, pero no suficientes. Seguían formando parte de un mundo cercano, no el mío.
De repente, un día el miedo me encontró. Estaba ahí, al lado mío, mirandome desde el costado. Sentí su mirada en mi nuca, persiguiendome, hostigandome, a pocos pasos, como una sombra al atardecer. Me alejaba, y me seguía, permanente. Dos pasos mas alla yo, dos pasos mas alla el. Cuatro yo, cuatro el. Me escondía y estaba segura por un momento, pero mi espíritu permanecía alerta, atento al entorno, escuchando alguna señal que me diera la certeza de que seguía ahí, espectante, vigilando.
Intentaba huir, pero no podia alejarme. Estaba a salvo, pero temía por el que no tenía delante de mis ojos. Convivía con la pesadilla permanente de que allí donde no veo, esta pasando algo horrible.
Desde un día, que no puedo acertar con exactitud cual, el miedo se instaló en mi vida. Un miedo bastardo, perverso, hostil. Un miedo persecutorio, que me hace sentir frágil, expuesta, pequeña.
Un miedo que hace que el ruido del viento me haga imaginar cosas. Un miedo que me sugiere que el que sube al colectivo esconde algo, que va a hacer algo en el momento menos esperado. Un miedo que me obliga a dormirme jugando al solitario en el celular por no estar pendiente del ruido que hacen las hojas de los árboles al moverse. Un miedo que me hace bordear las lágrimas cuando mi cabeza empieza a imaginar y me hace entrar en pánico cuando no tengo la certeza de que alguién me va a estar esperando al bajar del colectivo. Un miedo que me hace rezar en silencio y sin parar cada vez que me siento expuesta. Un miedo que me hace bajarme 3 cuadras antes y caminar, porque en mi mente estratega "si yo fuera un choro, aprovecharía la esquina al doblar, para dar mi golpe".
Y de golpe las historias de miedo empezaron a tocar a los que más quiero, a los lugares que transito, a los espacios en los que suelo habitar. Y la impotencia, la indignación, las ganas de huir, pasaron a visitar a mi inquilino permanente, el miedo. Es que acaso el mundo cambió? De verdad está peor que nunca? Estoy condenada a permanecer insomne? No hay solución? No hay justicia? Que espera el mundo para darse cuenta? Que esperan tantos que pretenden regir nuestros destinos? Alguien va a dar alguna vez una solución? O solo nos resta huir?
Mi cabeza se disputa entre dos bandos enfrentados. La mitad combativa se organiza para protestar, movilizar sensibilidades, lograr apoyos. La mitad temerosa averigua de seguros y busca un bunker donde esconderse. De repente la primera se ve flaquear, se desanima, pierde las esperanzas. Deja de confiar en que algo pueda hacerse y prima el espíritu de autoconservación. Cómo si acaso fuera posible hacer algo!
Hoy me cansé. No quiero más esto. No quiero saber más historias en las que se burlan las dignidades de los que la reman todos los días con total impunidad. No quiero más historias en las que se tiene que estar con un ojo en la ventana controlando que lo que dejaste afuera de la puerta permanezca ahí. No quiero más estar en otro lado preocupandome por el que no está presente a mi lado. Quiero volver a dormir tranquila, quiero volver a no prestarle atención al perro si ladra en la noche, quiero volver a mirar por la ventanilla cuando viajo. Quiero PAZ. Quiero SEGURIDAD. Quiero TRANQUILIDAD. Quiero poder construir un futuro. Creo que no es mucho pedir. Creo que todos nos lo merecemos.