miércoles, 25 de junio de 2008

Saltar por saltar

Si una rana se sambulle en el agua, siempre necesariamente implica un deseo de estar en el agua, o es igualmente valida la simple intencion de saltar? Siempre hay una intención oculta tras cada acción, que implica una intención que trasciende el propio acto? Todo tiene un trasfondo que, para muchos, lejos de estar por detras, es la primera asociación?
Quizás a esta altura esto se este llendo de mambo, rozando los delirios cuasi filosóficos, lo cual no podría estar mas lejos de mi intención. No hay ser en la tierra con menos intencion filosófica que yo, tenganlo por seguro.
Sin embargo, en este momento, me pongo a pensar en todas las "acciones/reacciones/respuestas/etc" que a esta altura, en este mundo, tienen asociadas casi como su significado propio y único, ciertas "intenciones/deseos/manifestaciones/etc" que pretenderían tener la categoria de ocultas, mientras que por el contrario, son las que afloran como primera significación a la hora de las interpretaciones. Y allí el punto e n conflicto. La extraña, y casi odiosa, manía de interpretar, de buscar un significado oculto (que para nadie resulta oculto) tras cada cosa de lo mas sensilla.
Desde cuando un "bueno" es mucho mas que una simple aceptación? Desde cuando un "hola" es un "me encantaria conocer toda tu historia con pormenores y detalles para nada inetersantes"? Desde cuando un "aha" significa " bueno, quedate y hablame toda la noche mientras simulo que me interesan las gansadas que decis"? Por qué se da por sentado que ante la aceptación a una invitación de lo mas trivial, se ocultan profundas intenciones? Por qué no puede simplemente tratarse de un interés casual digamos, momentáneo, simplemente hacia la propuesta, sin mas proyecto que ese único momento? Desde que momento, la traducción de un "bueno", requiere de páginas de explicación, que basten para desarrollar los amplios deseos que supuestamente implica?
En mi caso por lo menos, reconozco el afan interpretativo que tengo, y se de los miles de embrollos mentales que me provocan al intentar desentrañar todo lo que, supongo, se encuentra oculto. Pero también lo puedo narrar desde la orilla opuesta. Desde la que actua simplemente en respuesta a la pregunta actual, desde la que no piensa en una novela atras de cada respuesta, desde la que acepta lo que se propone sin meditar a largo plazo. Y también, desde la que después se siente en deuda de explicaciones por los malentendidos, quizas ocasionados por pensar solo en presente cuando el otro piensa con margen.
No creo en eso de saltar por ansias de permanecer en el agua, yo soy de las que simplemente, pretenden saltar por el vicio de saltar.

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